LA EVOLUCIÓN DE LOS SPRINKLERS
A finales del siglo XVIII los incendios se combatían con medios manuales y equipos de vigilancia llamados Fire Watchmen (imagen 1); sin embargo tanto los medios manuales como los humanos no eran lo rápidos, efectivos y fiables que cabría desear.
En aquel entonces la edificación y el proceso de industrialización estaban en plena evolución y demandaban sistemas de lucha contra incendios más eficaces. El primer sistema de extinción automático fue diseñado y patentado en 1812 por el Coronel William Congreve, y se instaló ese mismo año en el teatro Royal Drury Lane de Londres, por el arquitecto Benjamin Wyatt. El sistema consistía en un tanque de agua enterrado de unos 95 m de capacidad, desde el cual se distribuía una red de tubería en 10″. Esta red se ramificaba a su vez en otras tres líneas perforadas con taladros de 1/2″, hasta contar con 2.000 taladros que podían simular la acción de un camión de bomberos de la época. El agua se podía dirigir a la zona en alarma mediante válvulas manuales. El aljibe enterrado se alimentaba a su vez desde el York Buildings Water Works de Adelphi, Londres, y se acordó que después de su primer uso se podría volver a llenar en menos de 20 minutos con una máquina de vapor de 75 CV.
En EEUU los sistemas de tubería perforada se emplearon por primera vez en 1852, siendo la industria textil la que más demandó esta necesidad. Los taladros de la tubería ya no eran de 1/2″ sino de 1/10 «; sin embargo estos sistemas se mostraron ineficaces por varios motivos:
A partir de estos sistemas surgieron versiones que iban mejorando aspectos del inmediatamente anterior, así se dispusieron aljibes por gravedad, válvulas de de control que permitían el paso del agua a la zona en incendio, y perforaciones taponadas con metal fusible, o mezclas de resina que fundían a 100 °F.
El primer sprinkler automático lo inventó el Mayor A. Stewart Harrison, del First Engineer Volunteers de Londres, en 1864. El «Harrison», imagen 2, consistía en una bola hueca de latón perforado de 2″ Ø. Su mecanismo permitía el paso de agua tan sólo cuando el calor fundía el fusible mecánico de estaño. Gracias a su forma y perforaciones el agua salía disparada en todas direcciones, y lo más importante de todo: sólo en la zona afectada por el calor.
El invento del Mayor Harrison no tuvo mucha repercusión y aún tuvieron que pasar diez años hasta encontrar el primer sprinkler de uso generalizado. Lo inventó en 1875 un fabricante de pianos de Connecticut. Henry S. Parmelee no aceptaba de buen grado que las empresas aseguradoras le subieran el precio del seguro de su fábrica, sobre todo tras los incendios que tuvieron lugar en Chicago y Boston en los años 1871 y 1872. Después de que fracasaran varios diseños preliminares, en 1875 produjo un modelo básico que mejoró en 1878, imagen 3. De este último diseño se llegaron a vender unas 200.000 unidades y los instaló principalmente la Providence & Gas Pipe Company; compañía dirigida por Frederick Grinnel.
En Nueva Inglaterra las compañías de seguros se negaban a asegurar las fábricas de procesamiento de algodón. Un grupo de propietarios decidió crear una Mutua de seguros propia. Los participantes se comprometieron a tomar todas las medidas disponibles para controlar y evitar las pérdidas ocasionadas por el fuego, y lo más importante a asumir solidariamente las indemnizaciones que pudieran surgir de un incendio a cualquiera de los socios. Así se creó Factory Mutual.
Los sprinklers llegaron a Australia en 1886 y a Nueva Zelanda en 1889. Los distribuidores en aquellos tiempos para ambos países eran Russell & Wormald, una empresa conjunta que en 1911 pasó a convertirse en Wormald Brothers. John Wormald, de Manchester, Inglaterra, escribió las primeras normas de instalación de Sprinklers.
En diciembre de 1886 el sistema instalado en febrero de ese mismo año por Mather & Platt en la fábrica de camas de Laycock, Son & Nettleton, South Melbourne, Victoria, controló con éxito su primer incendio. Cuatro años más tarde Grinnel patentó su sistema en EEUU.
El «Parmelee» fue el primer sprinkler reconocido por las compañías de seguros en el Reino Unido y se instaló por primera vez en Edimburg Rubber Works, en 1881. Las evoluciones del «Parmalee» fueron el «Vulcan», imagen 4, diseñado por J.H.Lynde, de Manchester; y el «Simplex», imagen 5, diseñado por Dowson & Taylor, quien más tarde se incorporó a la firma Mather & Platt Ltd.
Un diseño interesante se ve en la imagen 6. Este rociador disponía de una mecha que colgaba del techo al suelo, de forma que un incendio podría prenderla y al arder llegar a producir una pequeña detonación en el rociador capaz de abrirle y dar paso al agua. Las mechas se recogían por el día y se dejaban colgando por la noche.
Evoluciones de los rociadores anteriores fueron el “Grimel”, imagen 7; el “Hudson”, imagen 8 ; el “Mayall”, imagen 9; el “Walworth”, imagen 10; y el “Witter”, imagen 11. Todos ellos ya presentados en 1889 y sin embargo aún complicados y poco prácticos.
Grinnel sí tendía a los diseños óptimos: sencillos y eficaces. Pasado el verano de 1891 presentó un rociador con ampolla de cristal, un nuevo fusible mecánico con alcohol en su interior, a partir del cual se llegó al diseño presentado en 1922, imagen 12. Este nuevo sistema se pensó para evitar los problemas de corrosión que presentaban los anteriores, y en la actualidad es el más utilizado. El fusible mecánico, la ampolla de cristal con alcohol en su interior, explota al verse expuesta a la temperatura de los gases de un incendio y permite el paso del agua.
Mather & Platt en 1925 mejoró el diseño hasta llegar a los actuales rociadores de agua. La evolución de los sprinklers empezó con el “Harrison”, imagen 2, y terminó en los diseños de 1922, imagen 13. Los sprinklers de hoy son mejoras de los anteriores, imagen 14. Probablemente estos diseños no serán definitivos, la investigación, la tecnología y las experiencias pasadas cambiarán y mejorarán los diseños actuales.
Nota bibliográfica:
Automatic Sprinkler Systems For Fire Protection
By P. Nash and R.A. Young